Como el verano se me ha pasado muy rápido, hoy, con nuestra vuelta al mundo en 80 recetas, me ha apetecido llevaros de escala al siempre paradisíaco Caribe. Hoy visitaremos Trinidad y Tobago.
A diferencia de otras islas caribeñas, que están formadas por restos de volcanes o arrecifes de coral, Trinidad y Tobago formaban parte del territorio sudamericano, del que se separaron a raíz de una grieta que fue ampliándose entre el continente y una pequeña zona montañosa de la costa situada al nordeste de las actuales islas.
Trinidad es muy famosa por su extravagante carnaval, para algunos mejor, incluso, que el de Río. En cambio, Tobago es una isla rural y apacible con una densa selva tropical protegida por un parque natural. Ambas son consideradas un verdadero paraíso para las papilas gustativas, debido a una variedad gastronómica sin igual en el Caribe.
La cocina de Trinidad, como la de casi todo el Caribe, se ha ido conformando como una amalgama de las cocinas de los colonizadores europeos – mayormente franceses, británicos, españoles y holandeses – que con los ingredientes locales y los esclavos africanos dieron lugar a la cocina criolla, y las sucesivas oleadas de inmigrantes indios, chinos y de Oriente Medio. Una cocina muy rica que abarca desde estofados de pescado como el matete de cascadura o curris como el pelau. Un buen ejemplo de este mestizaje os lo traigo hoy con esta sopa típica de las islas: el callaloo.
El callaloo es un plato caribeño que se originó en África. Está elaborado normalmente con hojas de amaranto (llamado callaloo en las Indias Occidentales), hojas de Taro (dasheen), o espinacas de agua, pero como estas plantas son difíciles de encontrar en Europa, podemos utilizar la espinaca que todos conocemos. Hay muchas variantes de este plato a lo largo del Caribe y la receta de hoy es la versión de Trinidad que incluye leche de coco y okra.
En el Caribe el callaloo se suele servir como guarnición pero en esta versión, con el añadido de la calabaza y del cangrejo, es más un plato principal. Quizás os suene un poco rara esta combinación pero os aseguro que es una receta deliciosa.
Espero que os guste y que la disfrutéis.
*INGREDIENTES:
- 1 Cda de aceite de oliva
- 1 Cebolla mediana picada
- 4 dientes de ajo picados
- 1/2 pimiento verde grande picado
- 1/2 pimiento rojo grande picado
- 1 1/2 Taza de okra verde
- 1 Taza de calabaza picada
- Unas ramas de tomillo fresco
- Sal y pimienta
- 1 lata de 200ml de leche de coco
- 2 Tazas de caldo de pollo
- 1 jalapeño u otro chile verde
- 250g de espinacas frescas
- La parte verde de dos cebolletas, picada
- 250g de carne de centollo o buey de mar. Alternativamente se puede añadir trozos de gambas o langostinos cocidos. Incluso langosta o bogavante.
*ELABORACIÓN:
- En una cazuela al fuego con el aceite de oliva pochar la cebolla y el ajo hasta que estén tiernos y traslúcidos, sin que se doren
- Añadir los pimientos y la okra y sofreír unos minutos hasta que se ablanden. Incorporar la calabaza en trocitos, el tomillo, la sal y la pimienta, la leche de coco, el caldo de pollo y el chile y cocer a fuego lento unos veinte minutos hasta que la calabaza esté tierna.
- Añadir las espinacas y escaldar durante un par de minutos.
- Incorporar la cebolleta verde picada y triturar con el robot de cocina hasta conseguir una crema de la consistencia deseada. Habitualmente esta es una sopa rústica en la que hay que encontrase trozos de las verduras por lo que es recomendable no triturarla demasiado. Opcionalmente se puede eliminar el chile verde antes de triturar la mezcla.
Nota: Esta sopa originalmente se elabora con hojas de amaranto o taro en vez de espinacas. A veces es posible encontrarlas en mercados ecológicos.
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Qué bueno!!