La república de Mauricio es un archipiélago de origen volcánico compuesto por varias islas siendo la mayor y más renombrada Isla Mauricio, más conocida por ser un destino vacacional que por su historia, tradiciones o cultura. Objetivo anual de viajeros de todo el mundo y de miles de recién casados por sus paradisiacas y cristalinas playas, esta bella isla llena de cocoteros y palmeras tiene un clima templado que atrae al turismo prácticamente durante todo el año. Pero detrás de los impresionantes resorts de lujo, las hamacas y los combinados de ron local existe toda una rica cultura que merece la pena explorar.
Este país insular es probablemente el más multicultural del océano Índico. Ha pasado por manos de holandeses, franceses e ingleses. Fueron estos últimos quienes le terminaron devolviendo su nombre original – en honor del prícipe holandés Mauricio de Nassau – y también los responsables de la abolición de la esclavitud. Este crucial acontecimiento provocó la llegada masiva de indios traídos por los propios ingleses para trabajar en sus plantaciones de caña de azúcar. Más tarde fueron los asiáticos – sobre todo chinos y comerciantes árabes – los que allí se asentaron, ya que Mauricio se convirtió en el conector de los negocios – ruta de la seda – en el Índico. Por todas estas razones – contadas muy a grosso modo – la isla cuenta con descendientes de África continental, Madagascar, Francia, Inglaterra, la Península Arábiga, China y otros lugares asiáticos. Este pasado colonial mixto se ve reflejado en su cultura, en su religión y, cómo no, en su gastronomía, siendo la criolla, la francesa, la india y la china, las cocinas más destacadas de la zona.
Como ingredientes típicos de esta cocina encontraremos el chile, el ajo, el jengibre y el tomate, allí curiosamente conocido como “manzana del amor”. También como productos frescos abundan los camarones y el palmito – ambos ingredientes de un delicioso suflé que se acompaña con una especie de salsa americana – y carnes como el ciervo o el venado que fueron introducidos por los holandeses para intentar solventar la carencia de carne que tenían tras haber extinguido uno de sus manjares favoritos, el Dodo, un ave autóctona de la isla. El Índico proprorciona todo el pescado: marlines, dorados, atunes… . Con él preparan el Rougaille, un plato típico mauriciano que se prepara con azafrán y cebolla. Y todavía existe una pequeña industria artesanal dedicada al ahumado. El marlín ahumado es uno de los símbolos de su gastronomía.
Obviamente las sucesivas olas de inmigrantes fueron introduciendo productos que fueron adoptados por la gastronomía local. Los indios llevaron consigo ingredientes de su país como el tamarindo o el arroz. Y los chinos han dejado un delicioso rastro de cocina cantonesa, pekinesa y de Sechuán, siendo esta última – la más especiada – la que más éxito ha tenido siempre en Mauricio. Los árabes introdujeron las especias y los europeos las técnicas de cultivo y cocción.
Y dejo de enrollarme para daros la receta de nuestra segunda escala. Espero que os guste y que la disfrutéis.
Ingredientes:
– 500 g de gambas o langostinos crudos y pelados
– 100 g de carne de cerdo picada
– 3 castañas de agua o, si no la encontráis, 1 botecito de bambú en conserva
– 1 clara de huevo
– 1 cucharadita de vinagre de arroz
– 1 cucharadita de aceite de sésamo
– 4 cebolletas ralladas
– 25 g de jengibre rallado
– 25 g de harina de maíz
– Un poco de pimienta blanca
– 1 pizca de sal
– Pan rallado que mezclaremos con: cebollino y cilantro fresco picados, una cucharadita de sésamo blanco o negro, chile en polvo y jengibre en polvo.
– Un aceite neutro para freír, tipo girasol. El de pepita de uva es genial para esto pero es más difícil de encontrar.
Elaboración:
- Triturar todos los ingredientes (menos el pan rallado) en una batidora o robot de cocina para hacer una masa.
- Mojarse las manos para que sea más fácil la manipulación de la masa y hacer bolas pequeñas (tamaño albóndiga). No hay que preocuparse demasiado por la forma porque al freirse suflarán un poco y quedarán redondas.
- Pasar cada bola por la mezcla de pan rallado y freir.
NOTA: Estas bolas van acompañadas de un dip de tamarindo pero las podéis acompañar con otro tipo de salsa como una de soja, jengibre y cebolleta o una mayonesa picante o de hierbas… A gusto de cada uno.
Fotografías Food&Chic: F&C. Todos los derechos reservados.
Receta del libro: The best of Mauritian cookig. Les-editions-du-Pacifique,
Qué bueno. Se parece mucho a unas albóndigas chinas que me gustan un montón y que se hacen sin freír, sólo las hiervo en la sopa. Ahora estoy mala en cama pero queda apuntada para cuando salga que, para variar, lo úinico que me falta es el cerdo 😉
Claro! Es q es una receta de origen chino. Ah!! Y quiero la receta de las tuyas.
Mara, espero que te recuperes pronto. Un besazo enorme.
Jo que ricas tienen que estar estas bolitas
Gracias Maria!!!!