No hay que dejar de lado nuestro “fondo de armario”. Ni el de nuestra ropa y mucho menos el de nuestra cocina. Da gusto abrir la nevera y encontrarse botes caseros de salsas, pastas, mermeladas…que nos servirán para miles de recetas. Hacer estas recetas es una costumbre buenísima que hará que ganemos en calidad, en sabor, incluso en salud.

A mí me gustan las mermeladas y las hago de todo tipo de fruta según la temporada. Me entretiene mucho preparar botes bonitos para que luego luzcan bien en la mesa cuando desayunamos e incluso para regalar. No me digáis que no es un detalle, por ejemplo, llevarle el desayuno a un compañero de trabajo. Ya dice la frase que “los pequeños detalles hacen grandes amigos”.  Es bonito sorprender de vez en cuando con algo tan sencillo como esto. Aquí os dejo una idea.

El “fondo de armario” de hoy es una deliciosa mermelada de una de mis frutas favoritas: el albaricoque. Esta fruta de verano es rica en vitaminas y minerales, tiene alto contenido en hierro –ideal para cuando se padece anemia- y tiene unas magnificas propiedades antioxidantes, tantas que se le ha llegado a llamar la fruta de la eterna juventud.

Esta mermelada es una receta sencillísima que tiene muy poco trabajo. Es perfecta para desayunos y recetas de postres. La podéis hacer con azúcar normal o con fructosa si no queréis tomar azúcar por alguna razón. Yo he probado las dos maneras y quedan muy ricas ambas. Lo único que tenéis que tener en cuenta es que la fructosa es menos conservante que el azúcar  así es que os durará menos tiempo guardada en la nevera.

Aquí os dejo la receta. Que la disfrutéis.

Ingredientes:

–          1 kg de albaricoques

–          600 gr de azúcar blanca

Si queréis hacerla con fructosa sustituir el azúcar por 300 gr de fructosa.

Elaboración:

• Quitarle el hueso a los albaricoques y partirlos en cuartos.
• Ponerlos junto a el azúcar o la fructosa en un cazo a fuego lento y dejar que se cocine y se reduzca hasta conseguir la consistencia de mermelada.

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